135 Km en total. 20 Km de enlace y 115 de especial.
Este es un rally en donde la navegación es realmente complicada. Para mí no es una buena opción salir detrás de otros participantes, siguiéndoles, sin leer el roadbook. Hay zonas en las que me lo tengo que tomar con calma si no quiero tener una caída y tengo que ir a mi ritmo. De hecho, caerme y hacerme daño no entra en los planes. No voy a correr riesgos que puedan ocasionar daños a mí o a la moto. Aún así, el recorrido es tan exigente que hay que aplicarse bien para que no haya infortunios.
La especial es muy completa. Pista, ríos secos con arena y piedra, y dunas justo al empezar.
Navegación con Roadbook
Voy siguiendo el roadbook perfectamente y me siento cómodo. La BMW F 800 GS suena mejor que nunca y vamos avanzando a nuestro ritmo. En una pista rápida, pero en la que está marcado en el roadbook un peligro, me adelantan a toda velocidad un buggie al que le sucede una moto que va prácticamente pegada a él y comiéndose su estela de polvo. El buggie pasa sin problemas por dos grandes baches, pero la moto, que ni se percata del peligro, salta por los aires. Me paro para socorrer al piloto, que se levanta aturdido y tambaleándose. Está algo mareado, se ha hecho daño en la mano y le duele un costado. La mano está muy hinchada. Le doy dos anti-inflamatorios. Su roadbook ha quedado destrozado.
Solidaridad
“Hola, me llamo Domingo y tienes que hacerme un favor. Sin roadbook no puedo continuar. ¿Podrías guiarme el resto de la etapa?”. “Sí, claro”, le contesté. Para mí suponía una especie de reto, y una responsabilidad, ir delante siguiendo el roadbook sin perderme. Sabía que Domingo estaba aguantando como podía y no era cuestión de cometer fallos que nos retrasaran.
Logramos arrancar la moto de Domingo y seguimos los dos juntos hasta un punto de avituallamiento, a unos 50 kilómetros. Allí empezaba un tramo de 25 kilómetros de dunas y Domingo, a regañadientes, toma la acertada decisión de irse directamente al vivac.
Eran las dos de la tarde, hacía unos 45 grados y con el sol tan alto se hace muy difícil navegar por las dunas. Yo sabía que no sería fácil, pero me encontraba muy bien y quería hacerlo.
En el CP3 (punto de control 3) me encuentro a dos “Indian” de la organización, que son pilotos con motos de enduro que controlan la carrera desde dentro. Ellos me dicen que les siga. En las dunas necesito ir a mi ritmo y pasar por el sitio que mejor me parece a mí. Seguirlos fue un error. La visibilidad era muy mala y tuve dos caídas que, aunque sin importancia, me hicieron ver que era mejor reservar mis energías para la siguiente etapa, que sería larga y prometía ser dura.
Estaba muy feliz con la navegación de hoy, así que nos vamos por el río de arena hasta el vivac.
Dedicado a Ricky Godoy, un amigo que partió a la otra dimensión ahora hace ya dos años.